Omar Aramayo

Jesús Omar Aramayo Cordero nació en Yunguyo, Puno, Perú. Es periodista, libretista, poeta, cuentista, compositor e intérprete de instrumentos tradicionales peruanos. Desde los años sesenta, ha venido desarrollando un estilo único de “vanguardia ancestral” entre los saberes andinos del Lago Titicaca, el surrealismo y la poesia visual. 

Una versión más corta de “La batalla por el agua” se publicó en la revista Diálogo 22.1, University of Texas Press, 2019.

La batalla por el agua

La batalla de los pueblos
a la que el mundo entero le saca la vuelta
los líderes le voltean la cara le hacen morisquetas obscenas
alzan los hombros
como si fuese cosa de fronterizos
de aristócratas locos
batalla por la que nadie podrá vivir más en un futuro no lejano

la batalla del horror
a puñaladas por la espalda nos toma por la boca nos escupen
a puntapiés a balazos
a gases tóxicos a redes electrónicas
a estambres de cólicos

los nombres de los mártires no figuran en la historia de ningún país
están en el alma humana
y en el archivo clasificado de los medios reptilianos
hace muchas lunas que ha comenzado
lunas que fermentan en el vientre del mundo

es el inicio del fin a nadie le importa
como si se les dijese tu casa va a incendiarse a la vuelta de la esquina
y la esquina quedara al fin del mundo
y ya es el fin del mundo

los ríos los pastos los peces las aves los pantanos
una guerra con pequeños monstruos gigantes plegables desplegables
la guerra envejece de la noche a la mañana y llevamos las de perder

agua clara que bajas de los glaciares alumbra mis ojos
agua clara que bajas de los glaciares ilumina mi alma
los helechos inclinan la cabeza al viento
los puertos derramados de petróleo encienden las mejillas

batalla donde la palabra prójimo se quiebra célula a célula
el prójimo siembra plomo mercurio ácidos de toda escama

el prójimo no es prójimo de nadie
islas de plástico halos radioactivos navegamos hacia Orión
nuestros prójimos reales son los peces los árboles el musgo los líquenes
la ialela y el krill
en ellos podemos mirarnos
los otros son máquinas de hacer dinero materia de la muerte
comen oro beben oro sueñan oro su alma hiede

guardan el oro no saben para quién
la palabra acumulación es una llave una ganzúa una cárcel una trampa
una cifra
el vicio humano
tengo al sol en la garganta
a la vía láctea en las manos
acumulan
con sus leyes traficadas en los ministros
bolsas para presidentes congresistas secretarias
para matar a las especies

agua que brotas de los ojos de la tierra levanta nuestro espíritu
agua que brotas de los ojos de la tierra habla y sueña con nosotros
ningún mamífero trae la destrucción de su propio ambiente
solamente los gerentes los directores los directorios
océanos donde la muerte se sienta a cenar
bosques sembrados de cadáveres
el teclado de la vida se desfonda
una ola de arena se levanta
el agua se va como la vida

falso tu sueño
falsa
cualquier arquitectura si la canción se ausenta de la fuente de agua
la supervivencia da vueltas en la balanza de la duda
el péndulo se agota en el movimiento
al cuadrado le falta uno de sus ángulos
un pájaro rojo con su penacho de fuego anida en el eje del círculo
la inteligencia ha sido usada en sentido contrario

el ser humano ha perdido su lado divino
se ha perdido a sí mismo
los comerciantes están vacíos
el espejo cruel cada mañana les esconde su verdadera imagen
en casa mienten frente a sus pequeños hijos
luego se quitan la máscara y los hijos y las mujeres ingresan al engranaje
en nombre del consumo la comodidad el prestigio
el poder del libre mercado
alguien intenta hacernos creer que es en nombre del futuro del país
alguien aparece en la pantalla y habla en nombre de nosotros

taladores de bosques mineros petroleras
factorías ciudades montadas sobre barcos piratas
que se comen la mar
con sus hocicos de acero
sangre de los niños comida de monstruos imaginarios
los guionistas los imaginan en otro planeta mientras sucede aquí
las mujeres estériles se arañan las entrañas
es el momento
tal vez queda algo de esperanza
las ballenas suicidas cualquier fin de semana aparecen entre tus sábanas

agua planeta azul
placenta del cielo
grasa de los mares de donde emergió la vida
Wirakocha
seres extraños salen a matarte en nombre del mineral
a cortarte el cuello como si fueras el animal más tierno

danos tu bendición señor del agua señor de la tierra
hombre o mujer que luchas por el agua tómate de ti mismo
tómate del ombligo del tiempo
en tu transparencia se deslizan los peces a la luz de los astros
en los jeroglíficos de la Tierra escarbados noche a noche
en los muros de la sangre

hombre o mujer que tienes pacto en nombre del agua
danos tu fuerza
danos tus ojos

qué harás con tu vida hombre de la ciudad en los días de la sed
cuando abras los cuadernos de la sal
mujer de los llanos mujer de las cordilleras
niño de los desiertos acabados de pintar con la luna sobre la frente
gran jefe ojo de rayo monte adentro
gran shamán de la madre vegetal
maestro que braceas hacia las islas
ingeniero que ha perdido el sombrero en el sueño
debes decirnos cuál es tu designio

tú el iracundo
tú que eres un alma de Dios
en la gran batalla por el agua
en el gran espejo que se quiebra en la cintura del día
no será siempre así

abogado del diablo señor de las leyes que giran como puertas
contador que llevas cuentas paralelas descubierto
con las manos en las rosas
y la llaga en el cerebro
sabemos de tu enfermedad incurable
el dólar
tienes las espaldas pintadas de cal
ojo solitario la serpiente silba al sol del mediodía

es necesario detener al Oscuro al rey Midas
que respiran al centro de un mar de fango arena herpes
los vientos del futuro soplan sin piedad

agua que corres deliciosa danos la dimensión de las cosas
danos la vitalidad para la acción precisa
para pronunciar tu nombre exacto
se acerca el tiempo de la sal de las grandes ventiscas de sal
de los cadáveres de los criminales colgados a los pies del polvo
el planeta es abatido
los torpes se ufanan de su victoria

amor fino quiero escuchar tu voz
tus manos tu torso desnudo tu pecho de agua
relámpagos de los cielos
los planetas se conmueven
los glaciares otra vez visten sus túnicas destellantes
las corrientes de oxígeno habitadas por los genios de la vida
corren plenas de salud
la risa del niño cristalina
en la hora cósmica de la mente

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